Glaucoma

El glaucoma es la segunda causa de ceguera irreversible del mundo occidental y el 50% de las personas que lo padecen, no lo sabe. Se trata de un conjunto de enfermedades que dañan progresivamente el nervio óptico, generalmente asociadas a un aumento de la presión intraocular. La detección temprana es clave para preservar la visión.
Tabla de contenidos

¿Qué es?

¿Qué es el glaucoma?

El glaucoma es una neuropatía óptica progresiva en la cual el nervio óptico se ve dañado a causa de una elevada presión intraocular. Este daño puede derivar en la pérdida de la visión o ceguera total. En la mayoría de los casos, esta condición se produce porque el líquido que circula dentro del ojo (humor acuoso) no drena correctamente, lo que produce que la presión intraocular aumente.

Con el tiempo, la presión elevada comprime los pequeños capilares que nutren al nervio óptico, dificultando el aporte de oxígeno y nutrientes y dañando su estructura fibrilar. Este daño (crónico y progresivo) compromete la visión periférica y progresivamente también la visión central, pudiendo derivar en pérdida parcial de la visión o ceguera total. Es por ello que es fundamental detectarlo a tiempo y aplicar el tratamiento adecuado para evitar que evolucione en una ceguera.

Síntomas

¿Cuáles son los síntomas del glaucoma?

El glaucoma suele ser asintomático en sus etapas iniciales, motivo por el cual se lo conoce como “el ladrón silencioso de la visión”. Esto ocurre porque se produce una pérdida de visión lateral que el paciente no advierte ya que el cerebro tiene la capacidad de compensar, combinando las imágenes de ambos ojos para crear una imagen completa.

Los síntomas más habituales, cuando aparecen, incluyen:

  • Pérdida gradual de la visión periférica.
  • Halos de colores alrededor de las luces.
  • Visión en túnel en etapas avanzadas.
  • Dolor ocular intenso (en glaucoma agudo).
  • Enrojecimiento ocular.
  • Náuseas y vómitos (en casos de glaucoma agudo).

¿Has notado alguno de estos síntomas?

La detección precoz del glaucoma es crucial. Si experimentas cambios repentinos en la visión –como visión doble o destellos de luz, dolor ocular repentino o dolor de cabeza repentino– consultá de inmediato con tu oftalmólogo

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Causas

¿Por qué se produce?

Existe una gran variedad de tipos de glaucoma aunque en términos generales lo podemos clasificar según su origen (primario y secundario) y según la amplitud angular (ángulo abierto o cerrado).

La causa más común es el aumento de la presión intraocular debido a un drenaje insuficiente del humor acuoso. Sin embargo, no todas las personas con presión ocular elevada desarrollan esta patología, lo que indica que también influyen factores genéticos y de susceptibilidad individual.

Hablamos de glaucoma cuando constatamos que el nervio óptico (que actúa como conductor de la información desde el ojo hasta el cerebro) está afectado.  En cambio hablamos de hipertensión ocular cuando únicamente la PIO está elevada, sin defecto en el nervio óptico.

Factores de riesgo

¿Corro riesgo de tener glaucoma?

El glaucoma puede dañar la visión antes de que notes ningún síntoma. Por lo tanto, tené en cuenta estos factores de riesgo:

  • Tener presión ocular interna elevada. Es uno de los factores más importantes. Sin embargo, hay personas con la presión intraocular elevada que no tienen glaucoma y pacientes con valores normales (menos de 21 mm Hg de presión) que desarrollan la patología.
  • Ser mayor de 60 años o tener antecedentes familiares y ser mayor de 40 años.
  • Predisposición genética. Es un factor importante en determinados tipos de glaucoma, como el Primario de Ángulo Abierto o el Congénito, y el Juvenil.
  • Tener orígenes afroamericanos.
  • Afecciones médicas como diabetes, migraña, hipertensión arterial y anemia falciforme.
  • Miopía o hipermetropía extremas.
  • Ingesta prolongada de fármacos como ansiolíticos, antidepresivos o esteroides.

Prevención

¿Cómo puedo prevenir el glaucoma?

Si bien no se puede prevenir la aparición del glaucoma, sí es posible detectar y frenar su avance. La medida más eficaz es realizar controles oftalmológicos periódicos, especialmente a partir de los 40 años o antes si existen factores de riesgo.

Diagnóstico

¿Cómo se diagnostica el glaucoma?

En Eoftalmo contamos con tecnología de vanguardia para el diagnóstico del Glaucoma. El mismo consiste en un examen oftalmológico completo y pruebas complementarias que permiten evaluar tanto la presión intraocular como el estado del nervio óptico.

ESTUDIOS INDICADOS

  • Tonometría. Mide la presión intraocular. Es clave para el diagnóstico y seguimiento del glaucoma.
  • Fondo de ojo. Permite observar el nervio óptico y detectar signos de daño glaucomatoso.
  • Gonioscopía. Explora el ángulo de drenaje del ojo, ayudando a clasificar el tipo de glaucoma (abierto o cerrado).
  • Campo Visual Computarizado (CVC). Evalúa la sensibilidad visual periférica. Permite cuantificar el daño funcional causado por el glaucoma.
  • Tomografía de coherencia óptica (OCT). Visualiza la capa de fibras nerviosas y el nervio óptico. Detecta daño estructural precoz.
  • Paquimetría. Mide el grosor corneal. Ayuda a interpretar correctamente la presión ocular medida.
  • Retinografía. Documenta con fotografías el estado del nervio óptico para seguimiento.

El diagnóstico temprano es el mejor modo para prevenir el glaucoma

El daño que produce el glaucoma es irreversible. Solicitá un control oftalmológico completo con nuestro equipo de especialistas prevenir el glaucoma.

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Tratamientos

¿Qué tratamientos existen para el glaucoma?

El objetivo del tratamiento para el glaucoma es reducir la presión intraocular para frenar la progresión del daño y conservar la visión que tiene el paciente al momento del diagnóstico. Existen distintas alternativas que pueden emplearse de manera aislada o combinada:

  • Colirios hipotensores. Reducen la presión ocular y son el tratamiento inicial más frecuente.
  • Terapia Láser (SLT o Iridotomia N-Yag). Mejora el drenaje y reduce la producción de humor acuoso.
  • Cirugía filtrante de glaucoma (Trabeculectomía). En casos avanzados, se realizan cirugías como trabeculectomía o implantes de válvulas.
  • Control periódico: es esencial para ajustar tratamiento y prevenir la progresión.