¿Qué es?
¿Qué es y por qué tiene un papel importante?
El estrabismo infantil es una condición en la cual los ojos no están correctamente alineados y no miran en la misma dirección simultáneamente. Mientras un ojo enfoca un objeto, el otro se desvía hacia adentro, afuera, arriba o abajo.
Existen diferentes tipos según la dirección de la desviación: Endotropía (desviación hacia adentro), Exotropía (hacia afuera), Hipertropía (hacia arriba) o Hipotropía (hacia abajo). El estrabismo puede ser constante o intermitente, congénito o adquirido, y afectar siempre el mismo ojo o alternar entre ambos.
Además de la alteración estética, el estrabismo puede provocar ambliopía (ojo vago), visión doble o pérdida de la visión binocular si no se trata a tiempo.
Infancia
Infancia (0-10 años): Detectando problemas tempranos
Durante los primeros años, el sistema visual debe desarrollarse correctamente. Cualquier obstáculo puede impedir este desarrollo normal. Veamos cuáles son los principales problemas visuales infantiles:
- En la etapa neonatal. Cataratas congénitas, glaucoma congénito, retinopatía del prematuro y malformaciones oculares.
- Errores refractivos. La miopía, hipermetropía y astigmatismo pueden aparecer tempranamente y afectar el aprendizaje si no se corrigen.
- Alteraciones del desarrollo visual. La ambliopía u «ojo perezoso» es la causa más común de pérdida visual unilateral en niños.
- Problemas de coordinación de la motilidad ocular. El estrabismo afecta al 3-4% de los niños y puede causar ambliopía si no se trata.
- Enfermedades congénitas o hereditarias. Patologías como albinismo, distrofias retinianas o malformaciones requieren seguimiento especializado desde el nacimiento.
- Problemas estructurales y funcionales de los anexos. Alteraciones en párpados, vías lagrimales o conjuntiva pueden afectar la función visual y requieren tratamiento específico.
¿Cuándo acudir al oftalmólogo?
Los padres pueden observar diversos signos que sugieren problemas visuales como cierre frecuente de un ojo, inclinación persistente de la cabeza, acercamiento excesivo a objetos o textos, frotado frecuente de los ojos, sensibilidad excesiva a la luz, tropiezos frecuentes o dificultades de coordinación. En estos casos, es aconsejable acudir a un oftalmólogo para realizar un examen diagnóstico y detectar problemas oculares que puedan intervenir con el normal desarrollo del sistema visual.
- La primera evaluación oftalmológica debe realizarse en la maternidad para detectar cataratas congénitas, glaucoma o malformaciones evidentes.
- Durante el primer año de vida, si se observa pupila blanca (leucocoria), lagrimeo excesivo, fotofobia o ausencia de seguimiento visual apropiado para la edad. También ante cualquier asimetría ocular evidente.
- Durante 1 y 3 años se debe realizar una evaluación si existen antecedentes familiares de problemas oculares, si se observa un desarrollo visual aparentemente anormal, si hay estrabismo intermitente o constante, o comportamientos que sugieran dificultades visuales.
- A partir de los 3 años, es importante realizar un control oftalmológico completo antes del ingreso escolar, incluso sin síntomas aparentes. Esta evaluación permite detectar errores refractivos, ambliopía o estrabismo que puedan afectar el aprendizaje.
Adolescencia
Adolescencia (11-18 años)
Durante la adolescencia, el desarrollo visual prácticamente se ha completado, pero las medidas oculares pueden continuar variando con el crecimiento corporal. Las demandas visuales aumentan considerablemente debido al uso intensivo de dispositivos digitales y la mayor exigencia académica, por lo que el seguimiento oftalmológico sigue siendo importante para detectar cambios en la graduación y problemas relacionados con el estilo de vida.
¿Qué controles deben realizarse?
Es importante realizar una revisión anual en adolescentes que presenten defectos refractivos estables. Además, ante la presencia de molestias visuales, síntomas de fatiga visual digital, cambios en la agudeza visual o problemas en el rendimiento académico, es aconsejable realizar un examen para detectar problemas que puedan estar relacionados con la visión.
- Errores refractivos: El control regular permite detectar y corregir oportunamente la miopía, hipermetropía y astigmatismo.
- Control del desarrollo de la miopía: En esta etapa debemos intensificar los esfuerzos para controlar la progresión de la miopía, utilizando estrategias como lentes de contacto especiales, gotas de atropina o cambios en el estilo de vida.
- Fatiga visual digital: Los síntomas derivados del uso excesivo de pantallas (sequedad, cansancio, visión borrosa) son muy frecuentes. También es importante descartar hipermetropías latentes que pueden manifestarse como fatiga visual inespecífica.
- Traumatismos oculares: Son frecuentes en deportes y actividades físicas de esta edad, requiriendo atención inmediata y seguimiento para prevenir complicaciones a largo plazo.
Prevención
Cuidar su visión es cuidar su futuro
Los primeros años de vida y la adolescencia representan etapas cruciales donde la visión juega un papel fundamental en el desarrollo integral del niño. Garantizar una visión saludable significa abrir las puertas a un mundo de oportunidades de aprendizaje, desarrollo social y realización personal.
Una evaluación oftalmológica oportuna puede detectar problemas que, tratados a tiempo, no limitarán el potencial del niño. Por el contrario, los problemas visuales no detectados pueden crear barreras invisibles que afecten su autoestima, rendimiento escolar y desarrollo social.
Invertir en la salud visual de tu hijo es invertir en su futuro
No esperes a que aparezcan síntomas evidentes. Los controles oftalmológicos regulares son la mejor inversión en el futuro visual de tu hijo. Agendá una consulta con nuestros especialistas en oftalmología pediátrica.